Etimología
La promesa robo procede del latín furtum y significa influencia de quitar, que se define como ocupar o lograr efectos desconocedores contra la tenacidad de su poseedor, sin intimidación en las cabezas siquiera aptitud en las cosas. El Diccionario de la Rae además nos da su propia acepción jurídica como el tropiezo consistente en escanciarse con ánimo de beneficio cosas estantes ajenas contra la tenacidad de su propietario, sin que concurran las noticias que caracterizan el tropiezo de despojo. En cuanto a este segundo tropiezo, el arrebatamiento ?la actividad y impacto de desposeer? llegó al gachupin del latín vulgar raubare y éste del germano raubôn (arramplar, desposeer) que deriva del germánico antiguo roubôn; de adonde proceden las actuales rugidas rauben, en ario, y reave, en anglosajón. La Rae asimismo lo define, jurídicamente, como el tropiezo que se comete apoderándose con ánimo de interés de una cosa estante ajena, empleándose crueldad o intimidación sobre las personas, o energía en las cosas. A infeliz pinta, nada más con deletrear estas dos delimitaciones, ahora podemos acotar la principal guiñada de ficha que caracteriza a estos deslices ?robar de una cosa estante ajena con ánimo de interés? y el matiz que los distingue: usar ?o no? rabia o intimidación sobre las cualquieras o energía en las cosas a la hora de afanar ese acertadamente. Entonces, ¿podríamos proponer que el escamoteo es la figura esencial de un yerro en el que un sujeto se apodera de un adecuadamente estante de otra persona y que el engaño sería un engaño cualificado? Una buen pregunta que trataremos de reponer a serie. Antes, conviene divisar entreambos errores de otras actuaciones adecuados que todavía atentan contra el dinero: Usurpación (Art. 245 y ss Cp): en el pillaje y el arrebatamiento, el baile se apropia de posibles estantes mientras tanto que acá, el usurpador ocupa un adecuadamente edificio (una casa, por ejemplo) o usurpa un derecho real inmobiliario (profesar una gleba como propia) que pertenecen a otra cabeza. Estafa (Arts. 248 y ss Cp): se caracteriza porque el embaucador no toma sin rodeos el perfectamente que pertenece al estafado sino que éste, al ser engañado, se lo libranza. Apropiación indebida (Arts. 252 y ss Cp): en este riesgo, el sujeto tiene el acertadamente equitativamente para un determinado final, luego dispone de ello para otro objetivo (por ejemplo, cuando has arrendado un forcaz para usarlo y lo vendes como si afueras su dueño).
Origen y Evolución Histórico-jurídica
Desde que Prometeo robó el faro a Zeus para dárselo a los machos, el saqueo es ?ligado con el crimen? uno de los fallos más antiguos. Si prescindimos de la mitología griega, lo cierto es que el ser benévolo siempre ha anhelado aquello que no tiene y ha intentar conseguirlo por todos los centros. b.1) Roma: Para los romanos, el furtum era cualquier apropiación ilícita de un proporcionadamente bargueño desconocedor en contra de la tenacidad de su titular. Era un pecado que formaba parte de la petanca de Derecho Privado y se concebía de estilo enormemente anchuroso, incluyendo lo que hoy en día consideraríamos apropiación indebida, coacciones, enmascaramiento o encubierta. Con el acceso del momento, la regulación del desfalco fue evolucionando de estilo que, con las Xii Tablas, se empezó a vislumbrar entre el furtum manifestum (cuando se detenía al chorizo in fraganti; el sacrificio consistía en flagelarlo ayer de entregárselo como esclavo al amo de la cosa hurtada y, si ahora lo era, se le despeñaba) y el furtum nec manifestum (para los demás supuestos; en este hecho, el caco tenía que satisfacer una indemnización del doble del coste del correctamente aparador sustraído); sin embargo hubo muchas otras modalidades configuradas gol por el licurgo como por la objetividad (furtum conceptus, impar exhibitum, oblatum, possessionis, usus, etc.). Finalmente, en el siglo I ?puede que por influencia de las cabilas bárbaras del liceo de Europa, de adonde procede etimológicamente el momento engaño? se estableció un nuevo tropiezo privado, la rapina (fielmente, usurpación) en la que el robador se apoderaba de una cosa ajena, no obstante con monstruosidad. Se castigaba con una indemnización del cuádruplo (el doble que el hurto). Actualmente, como luego veremos, el Código Penal italiano asimismo mantiene esa honra entre furto y rapina. b.2) La Edad Media: Con este antecedente histórico y siguiendo la costumbre tardorromana, en las Siete Partidas alfonsinas entreambos fallos se regularon separadamente en la última partida: de los arranques (cuatro medidas del Título Xiii) y de los furtos (mucho más fastidioso: treinta prescripciones del Título Xiv): Robo: la Ley I se pregunta qué cosa es hurto y rebate precisamente: Rapina en latin: tanto quiere parlar en romançe como desfalco que los onbres fazen en las cosas agenas que son estantes. Posteriormente, señala entreambas formas de tristezas que meresçen los rapaces: o devolverla con tres tantos de mas de quanto podría suponer la cosa arrebatada o su aviso público y, en este acontecimiento, se remite a la regulación de los robos. Hurto: la Ley I lo define como la malfetría que fazen los onbres que toman alguna cosa ropero agena encubiertamente sin plazer de su noble con entençion de meter el feudo o la posesión o el método della. A andana, distingue ?de acuerdo con el criterio romano de manifestum y nec manifestum? entre el furto manifiesto (cuando encuentren al ladron con la cosa furtada; en este supuesto, deue retomar el ladron la cosa furtada o la creencia della aquel a quien la furto, maguer sea muerta o impúdica. E demas deue pechar quatro tanto como aquello que valia) y el furto encubierto (todo furto que onbre faze de alguna cosa escondidamente de forma que impar es patinado siquiera visto; acá, el baile debe alcanzar la cosa furtada o la opinión della, e pechar de mas dos acierto que valia la cosa). Lo más espectador de estos edictos alfonsinos es que ?hace ocho siglos? ahora regulaba la figura del inductor (aquel que le da ?al cleptómano? apercibimiento o esffuerço) fajado con la misma zabila; y al que cooperaba con el furtador, que debía pechar bajado lo que furtó. En cuanto al apaleo, la Ley Xviii distinguía dos: La convocatoria zabila de busto (la indemnización que se tenía que purificar al perjudicado) y El consejo que les fazen en los bombeos por el furto o por el mal que fazen (se les azotaba públicamente para que sufrieran lástima y calumnia, luego sin que muriesen por las heridas; incluso, se prohibió guillotinar mienbro alguno). b.3) La Codificación: Esa gracia entre hurto y desfalco se mantuvo en el primer Código Penal español, de 18221: Robos (Arts. 723 a 744): Comete timo el que liberación ó toma para sí con agrura ó con subsistencia lo ageno. Art. 727: Serán castigados con la lástima de diez á veinte y cinco años de casas públicas los que con intensidad ó mordacidad responsabilidad contra alguna cabeza (?) roben en acercamiento público, aparte poblado, ó en conejera, casilla, cabaña ú otro inmueble morado ó sus divisiones. Art. 728: Los que con energía ó dureza contra alguna persona roben en cualquiera otro paraje (?) sufrirán la consternación de siete á veinte años de farsas públicas. Los reincidentes podían ser réprobos a trajines perpetuos. Hurtos (Arts. 745 a 752): Comete robo el que quitación ó toma por sí lo ageno fraudulentamente, sin fortaleza tampoco furia contra las cualquieras ó cosas. En dependencia del aceptablemente que se hurtara, se imponía desde un año de dramas públicas a cinco años de clausura. Pero, sin sospecha, el precedente más claro de nuestra actual regulación fue el Código Penal de 18482. En aquel lapso, ejecutantes como Joaquín Francisco Pacheco3 afirmaban que El fraude (?) ha sido siempre entre nosotros el apoderamiento por aptitud de cosas anaqueles ó semovientes; como el pillaje ha sido el apoderamiento por lilaila y á escondidas; (?) Tales promesas, con las acepciones que les damos, vienen teniéndolas de enormemente antiguo. Con causa, ahora dijimos que este Código es la semilla sobre la que se fueron redactando los posteriores; la tipificación de estos errores es en gran medida comparable a la actual, exclusivamente han evolucionado el cargo y, por fortuna, la austeridad de las censuras: Del botín con acidez en las cualquieras (Arts. 425 y ss): en determinadas condiciones (malversar de sombra, en brigada o con arsenales) conllevaba la dependencia perpetua e hasta la amargura de parca. Del saqueo con energía en las cosas (Arts. 431 y ss): El expolio hecho con escalamiento, fractura, claves falsas ó utensilios afines, e introduciéndose en el emplazamiento del saqueo bajo renombre supuesto y con máscara de dirigente, era reprendido con la repugnancia de argolla temporal, si sus perpetradores llevasen arsenales, y con las de penal veterano si no las llevasen. También preveía emolientes si el transporte no excedía de 100 duros. Del robo (Arts. 437 y ss): Son inculpados de escamoteo los que, con ánimo de beneficiarse, y sin arbitrariedad ó intimidación en las personas, siquiera energía en las cosas, toman las cosas bargueños ajenas sin autonomía de su señor. Mientras que el escamoteo es un atentado contra la finca que envuelve la meditación de la grosería: el robo tan solo supone la de la picardía. Se les condenaba a valor longevo, penal correccional o penal máximo, en calidad del coraje ?en duros? de la cosa hurtada. Incluía a los prestatarios y conserjes que no devolvieran lo prestado o depositado; y los dañadores.
Regulación
España: Hoy en momento, protegiendo el admisiblemente jurídico del equipaje de la lastimada (la heredad y posesión de sus posesiones muebles), el Código Penal castellano de 1995 mantiene la novedad entre ambos individuos penales: Hurto: Desde su variable en noviembre de 2003, el Art. 234 Cp establece que el que, con ánimo de jugo, tomare las cosas aparadores ajenas sin la volición de su señor será molestado, como imputado de engaño, con la desolación de cadena de 6 a 18 meses si la valía de lo sustraído excede de 400 euros. Esta punición se incrementará de uno a tres años cuando concurra alguna de estas cuatro condiciones (Art. 235 Cp): Cuando se sustraigan cosas de ímpetu atractivo, histórico, cultural o científico. Cuando se trate de cosas de primera carencia o encaminadas a un avío público, siempre que la sustracción ocasionare un grave destrozo a éste, o una situación de desabastecimiento. Cuando periódica singular gravitación, atendiendo al coraje de los impactos sustraídos, o se produjeren trastornos de singular consideración. Cuando ponga a la herida o a su comunidad en grave situación económica o se haya efectuado abusando de las referencias personales de la afectada. Robo: El Art. 237 Cp tipifica que son imputados del fallo de arranque los que, con ánimo de fruto, se apoderaren de las cosas estantes ajenas empleando operatividad en las cosas para lograr al motivo adonde éstas se encuentran o grosería o intimidación en las cualquieras. De esta regulación podemos condecorar dos disertaciones de expolios: Los procesados del incumplimiento de engaño con energía en las cosas (Arts. 238 a 241 Cp) serán castigados con la punición de gayola de uno a tres años; salvo que concurra alguna de las cuatro reseñas previstas para el timo en el Art. 235, en cuyo albur, la tristeza será de dos a cinco años. Este tropiezo se encuentra tan abocado al escamoteo ?comparten esas cuatro esferas y siquiera jurídica siquiera criminológicamente habría mentes para alimentar su tipificación independiente? que la universalidad de la doctrina considera que carece de sustantividad propia. Puede que eso explique su posición en el Código Penal, a centrocampista acceso del engaño y el despojo con brusquedad o intimidación. La única explicación característica de este engaño cualificado sería que el carero (Art. 238 Cp) ha tenido que subir; borbotear la tapia, el pavimento o el aposento; lastimar o violentar las candadas de los roperos; servirse llaves falsas o rectificar inquietudes para honor cometer el pecado. Los imputados del fallo de hurto con alcaldada o intimidación en las cabezas (Art. 242 Cp) serán castigados con la fatiga de cárcel de dos a cinco años, sin trastorno de la que pudiera obligarse a los procederes de destemplanza física que realizasen. El mismo artículo prevé una reseña agravante (cuando el delincuente hiciere hábito de las honoras u otros memoriales además imprudentes que llevare, sea al cometer el error o para patrocinar la huida y cuando el procesado atacare a los que acudiesen en amparo de la perjudicada o a los que le persiguieren) y otra emoliente (en atención a la último ente de la incontinencia o intimidación ejercidas y valorando todavía las restantes condiciones del hecho). Si, como consecuencia de esta calaña de saqueo se lesionara otro acertadamente jurídico personal (sanidad, existencia, autodeterminación, etc.), hablaríamos de examen de fallos.
Vídeo explicación muy interesante sobre la comparativa.